<$BlogRSDUrl$>

21 de noviembre de 2004

Hoy caminé despacio en los jardines del Templo del cielo, caminé imaginando los pasos de los Chinos que cargaban al emperador rumbo a la pagoda central, la pagoda redonda desde donde escribía junto con los poetas, astrónomos, historiadores, escribanos, pintores y sabios el calendario lunar, ese calendario que decía cuales eran las mejores horas del día, los días en que convenía hacer negocios y casarse. Hoy mis pasos subieron escalones que alguna vez fueron soñados por las dinastias chinas, por la Quing que cambió la forma del recinto para hcerla circular, tal como ahora se muestra a través de los siglos. Mis pasos eran ligeros, flotaban entre las hojas naranjas del otoño que son la lfombra con que recibe el Templo a sus visitantes, hoy la luna sonreía creciendo lentamente, el cielo milagrosamente despejao dejó ver una estrella fugaz, pedí el deseo, ese deso que todos tenemos escondido en la punta de los labios, ese deseo de ser gacela o luciernaga o sueño. Hoy fui una niña corriendo alegremente entre pagodas solitarias, entre la lanoche que llegaba con su oscuridad prematura de las cinco y media de la tarde, pero la luna con su cuerno de abundancia iluminaba mis pasos hasta el canto alegre de los ancianos chinos, hasta el canto que inundaba de musica los jardines y los labios. Hoy caminé sin prisas sintiendo cada uno de mis pasos.
Beijin 2004

4 de noviembre de 2004

Era un verano en que las milpas rebosaban de elotes. Descubriamos el placer bajo la sombra de un ahuuete que apenas tomaba forma de árbol, era un sentirse agusto y sonriendo mientras nuestras manos apenas se tocaban y buscábamos el beso con la curiosodad temerosa que se tiene al descubrir algo nuevo. Recuerdo que sellamos el beso grabándo nuestras iniciales en la corteza delgada, mientras tanto en la cancha de fútbol nuestros amigos corrían tras la pelota buscando anotar un gol. Era la época de los apodos y el grilo, que además de guapo era un exelente deportista era el suspiro de mis amigas. A mi no me importaba el juego en ese momento, teníamos nuestro propia forma de encender las sonrisas y los rubores, aún tecuerdo tu boca deliciosamente roja después del beso y esa pequeña cicatriz redonda en tu labio inferior, y tus enormes manos tímidas en mi cintura, aún suenan tus pasos por mi calle en busca de la noche, éramos el azar y camino.

Decía ayer que los recuerdos se han convertido en una obsesión nocturna, cuando por fin me entrego a los brazos de Morfeo, cuando he logrado vencer el insomnio y le dedico un tiempo al descanso llegan las fantasmas, entonces me llevan a los lugares más recónditos de mi pasado, juegan conmigo una y otra vez sin darme un espacio de descanso.
Esta noche he decidido poner una corona de ajos a los pies de mi cama, nadie tendrá derecho a interrumpir algún nuevo sueño que no refleje nada de lo que he vivido, parece que todos los días me la he pasado huyendo, parece que no he dejado nada concluido y sólo una vez me sucedió eso pero lo arrastro de manera absoluta. Es necesario aprender a decir adios, a escucharlo aunque nos cueste alguna lágrima perdida que no será guardada para salir por partes en las noches en que llegan las sombras del ayer a torturarnos, a sacarnos de nuestro centreo que nunca será nuestro mientras no nos libremos de esas tremendas piedras que cargamos como si fueramos camellos de dos jorboas. A la mejor soy un camello y sueño que he vivivdo, quiza un elefante, no sé porqu esas lágrimas en mi cama por las mañanas, porque la presencia del viejo amor, con un resentimiento en la palma de la mao, con una cruz que pensé había sido superada. No han servido de nada los desvelos, las copas, los amigos los besos, no ha servido de nada caminar sintiendome, quiza imaginandome libre, parece que durante años he cargado en lo más recóndito de mi el peso de no haberle dicho adios mientras lo veía partir en su coche, con las copas de vino, con el silencio.

3 de noviembre de 2004

Hoy es uno de esos días en que la memoria no deja de rondar por el pasado, un pasado remoto que creí olvidado, tachado definitivamente, hecho trizas. Y sucede que despierto pensando en un hombre que no tiene rostro y sin embargo es tan claro como la luz del sol sobre el agua, su voz y sus manos me dicen hasta pronto y muy dentro, allá en la oscuridad de mis latidos sabía que era un adios definitivo.Lo vi partir y no tuve la fuerza para ir con él, ni para pedirle que se quedara, lo vi partir en su coche nuevo como si fuera un extraño, con una frialdad que no me explico, que quizá nunca tenga respuesta. Sin embargo me qudé atrapada en el suelo, clavada en el asfalto mientras arrancaba y daba la vuelta al coche y al mismo tiempo giraba totalmente lo que era mi vida, allí como si fuera un árbol en otoño surgieron unas lágrimas lentas y seguras, unas ´gotas que serían el preámbulo de un largo luto, de un largo silencio aturdido con fiestas, hombres y alchol.
Nunca supe más de él hasta esta mañana en que desperte pronunciando su nombre. Y hoy tambiíen desperte con un nudo en la garganta, con el pié izquierdo, diría mi abuela.


Hoy es uno de esos días en que la memoria no deja de rondar por el pasado, un pasado remoto que creí olvidado, tachado definitivamente, hecho trizas. Y sucede que despierto pensando en un hombre que no tiene rostro y sin embargo es tan claro como la luz del sol sobre el agua, su voz y sus manos me dicen hasta pronto y muy dentro, allá en la oscuridad de mis latidos sabía que era un adios definitivo.Lo vi partir y no tuve la fuerza para ir con él, ni para pedirle que se quedara, lo vi partir en su coche nuevo como si fuera un extraño, con una frialdad que no me explico, que quizá nunca tenga respuesta. Sin embargo me qudé atrapada en el suelo, clavada en el asfalto mientras arrancaba y daba la vuelta al coche y al mismo tiempo giraba totalmente lo que era mi vida, allí como si fuera un árbol en otoño surgieron unas lágrimas lentas y seguras, unas ´gotas que serían el preámbulo de un largo luto, de un largo silencio aturdido con fiestas, hombres y alchol.
Nunca supe más de él hasta esta mañana en que desperte pronunciando su nombre. Y hoy tambiíen desperte con un nudo en la garganta, con el pié izquierdo, diría mi abuela.


This page is powered by Blogger. Isn't yours?